Nos guste o no somos seres emocionales y cíclicos, es un hecho que la naturaleza y calidad de nuestras acciones depende de como nos sentimos con respecto a lo que hacemos, y que la vida que creamos es un reflejo de la impresión emocional que nos han dejado las experiencias de nuestro pasado (personal y colectivo). También es bien sabido que nuestra relación con ese lado emocional y sensible de la vida no es siempre el mejor, debido en parte a la forma como hemos sido educadxs, pero también al inmenso miedo que le tenemos a la cruda honestidad de nuestra propia emoción.
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Mucho tiempo antes de llegar a la astrología, me movía por la vida con algo que llamaba “la brújula” una especie de eje imaginario que tracé a la altura del corazón y que usaba como referencia para ubicar mi armonía interna y registrar cuando esa armonía era perturbada.
Sin saber que en ese momento que estaba operando desde mi intuición, la escucha de las emociones se hizo fundamental en mi vida y constantemente me basada en ellas para decidir que necesitaba hacer y que dejar de hacer en determinado momento, lo que me llevó a darme cuenta de muchas cosas que hacía en contra de mis valores, y a jugármela por los cambios más significativos, valiosos y liberadores que he experimentado hasta ahora.
Aunque mucho ha cambiado desde entonces, ese primer chispazo de lucidez demostró ser una de las revelaciones más importantes que he tenido, y también una de las que más responsabilidad lleva consigo, pues el lenguaje de la emoción (la intuición) la gran mayoría de las veces indica un camino que es completamente distinto al de la lógica y los apegos más superficiales del ego, y en cambio ofrece la liberación de un enorme potencial de sanación, transformación, creatividad y evolución que se encuentra escondido y custodiado por los patrones y juicios que nos dan seguridad.
☆ ACTIVANDO TU BRÚJULA INTERNA☆
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Según esta experiencia que comparto, me atrevo a dejarte un paso a paso de cómo calibrar y empezar a usar tu propia brújula emocional, ten en cuenta que esto es experimental y que puedes modificar, sumar o restar lo que desees según lo que te sirva.
El primer paso -y el más importante- para acceder a las emociones como guía y brújula de viaje es CONOCER los propios patrones emocionales.
Como te comenté arriba, somos la acumulación de muchas experiencias que nos han marcado emocionalmente, lo sepamos conscientemente o no, en la base de nuestras decisiones funciona un mecanismo que “busca” en nuestra memoria referencias a como nos hizo sentir qué en determinado momento, para cotejarlo con lo que nos sucede ahora (o con lo que nos podría suceder) y así tomar una decisión; se podría decir que de alguna forma tenemos la tendencia a recrear nuestro pasado una y otra vez.
Esto es simple naturaleza humana, pero hay que recordar que cada unx de nosotrxs está constituído de forma distinta según la historia que hemos vivido y la percepción desde la cual interpretamos esa historia, y por tanto cada quien tiene un relato distinto desde el cual dirige su vida… conoce a profundidad cual es el tuyo.
Aceptación y sostén.
No todas las emociones y patrones que te encuentres te van a gustar, de hecho me atrevo a decir que al principio serán más los patrones que elijas rechazar que los que te decidas a aceptar. Esto se debe entre otras cosas a la desconexión y desvalorización que al crecer damos a nuestro niñx interno, y a la culpa o vergüenza que la consciencia adultocentrista ha creado alrededor de nuestras reacciones más irracionales e hipersensibles.
Sobre todo si tuviste un hogar en la que la expresión emocional era algo menospreciado como “infantil e inmaduro”, el reconocimiento y sostén de tus emociones va a requerir un poco más de esfuerzo, lo que significa también que va a ser mucho más poderoso una vez alcanzado.
Este paso es clave, especialmente porque habilita el flujo de nuestras aguas internas con mayor libertad, facilitando el movimiento hacia adelante, permitiendo que nos expresemos con mayor confianza puesto que sabemos que no importa qué, siempre estamos ahí, aceptando y sosteniéndonos en cada paso y fluctuación del camino.
Discernimiento e identificación del eje.
Llámale norte, llámale eje, toda brújula necesita una referencia para cumplir su función de guía.
Alguna vez escuché a George Harrison decir que aunque en la superficie el mar esté agitado, el fondo siempre está en calma. Ubicar el “eje” tiene que ver con reconocer esta base y anclarse a ella, crear un espacio seguro desde el cual ser un paciente observadxr de las propias mareas sin dejarse arrastrar por ellas, y generar un discernimiento sobre cuales de esas corrientes (emociones) traen vitalidad, sanación y expansión a tu vida, y cuales son corrientes ya viciadas que toman más energía de la que ofrecen; una vez hecha esta diferenciación, la decisión es tuya, recuerda que nada ni nadie puede hacerte sentir algo que tu no sientas por tí mismx, elige con sabiduría que emociones dejas morar en ti.
El último paso es quizá el más personal, pues tiene que ver con aquello que necesitas para mantener calibrada y aceitada esa brújula emocional, sin esto es posible que pierdas el eje una y otra vez. A grandes rasgos algo que es igual para todxs es la necesidad de meditar, ya que es solo en silencio y yendo hacia dentro como podemos generar ese contacto y escucha íntima con el estado de nuestra emoción; pero después existen las particularidades, pues hay personas que conectan con su salud emocional a través del movimiento, a través del estudio, la creatividad, el servicio y etc etc, reconocer que te hace sentir “llenx” emocionalmente es importante para mantenerte en sincronía con tu eje interno, enviar el mensaje a tu niñx interno de que estás presente para el(la), y evitar la búsqueda de validación o contención en estimulos externos, comprometiendo con esto tu soberanía emocional.